Investigadores del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) instalaron en la base Marambio un instrumento destinado a monitorear la concentración de partículas de carbono en la atmósfera, cuya presencia colabora con la aceleración del derretimiento de ambos polos del planeta, para evaluar su impacto en el clima y la salud de las personas.
De un tamaño menor al de un grano de sal final, estas partículas se originan en la quema de combustibles fósiles en medios de transporte o la industria; en la quema de biomasa, principalmente la usada para cocinar y calentar los hogares y por incendios forestales.
Estas concentraciones de carbono negro que quedan en suspensión son llevadas luego por las corrientes atmosféricas hacia los polos del planeta, donde oscurecen la superficie del hielo limitando su capacidad de reflejar la luz solar y acelerando su derretimiento.
A través de un convenio con el Instituto de Meteorología de Finlandia, el SMN instaló en febrero pasado en la base Marambio un instrumento que realiza un monitoreo constante de la presencia de estas partículas en la atmósfera de la Antártida y permite identificar posibles fuentes de emisión, lo que forma parte del programa de Vigilancia Atmosférica Global de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
“La concentración de partículas de carbono negro en el aire es un factor que no sólo puede incidir en el derretimiento de los glaciares o las regiones polares, sino que también afecta la salud de las personas y puede tener influencia sobre la nubosidad y el clima; es muy importante medir estos fenómenos para evaluar su impacto”, dijo a Télam Giselle Marincovich, licenciada en Ciencias de la Atmósfera de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
La base Marambio se encuentra ubicada en la isla del mismo nombre sobre el mar de Weddell al noreste de la península antártica y a 3.304 kilómetros de Buenos Aires.
Allí las temperaturas llegan a los treinta grados bajo cero y los vientos a 120 km/h, los que a su vez, son los que evitan una gran acumulación de nieve en la zona de su meseta.
Fuente: Télam
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